02 May Museo Esteban Vicente y colección MER
Recientemente tuve ocasión de visitar en Segovia el Museo Esteban Vicente y la colección de arte MER.
En el Museo, un magnífico pulso entre el visitante José Guerrero y el local Esteban Vicente, donde ambos hablan de y sobre pintura pero con palabras diferentes. El primero pulsional y visceral. El segundo intangible, atmosférico y cerebral. Descubrí la faceta gráfica de Guerrero, una serie rotunda de estampas cerca de Hartung o de Klee.
Si tuviera que elegir me quedo con la pintura segura y la escala adecuada de las imágenes de Guerrero, y cómo usa cálido y preciso el papel en dibujos y collages Esteban Vicente.
El Museo es un cofre de proporciones maestras, de recorrido y buen fondo para la experiencia de enfrentarte a una obra de arte.
Tengo mucho afecto a este Museo pues fui su becado en Nueva York y allí pude trabajar y conocer la casa y el taller de Esteban Vicente. Las restricciones económicas tienen a este Museo viviendo de milagro, y acabaron con estas iniciativas tan positivas. Una pena.
La colección MER se aloja en el domicilio de los coleccionistas y que abrieron al público por iniciativa de Colecciona. En la casa con vistas al Parral pude reencontrarme con trabajos de artistas que respeto mucho conviviendo en un ámbito doméstico.
Tengo siempre gran curiosidad por ver cómo es esa convivencia, cómo se relacionan las cosas entre ellas y me encontré con Gerardo Rueda, Campano, Jonathan Lasker, Galindo, Uslé, Marlene Dumas, Eric Fischl,….. y especialmente con unas pinturas de Ferrán García Sevilla que no ví en su expo en el Palacio de Velázquez y que siempre me han parecido lo mejor de esa época. Todo eso y más entre sillones y arte antiguo en un dédalo de alfombras y moqueta.
Los cuadros envueltos me producen sensación de tránsito. Esperando ordenados su sitio y ahogados en plástico de burbujas sin posibilidad de disfrute. Un galerista que tuve me dijo un día que hay una pared para cada cuadro, que tal solo hay que encontrarla…
En eso estamos los artistas.